jueves, 11 de abril de 2024

VITRALES

 

Knox United Church, Calgary, Canada

Son composiciones de vidrios de distintas tonalidades cromáticas, los cuales una vez ensamblados, cuentan una historia hecha de luz.

El pasado domingo fui a la iglesia.


No es algo que haga con frecuencia, pero esta vez fui, no solo a saludar a Dios, sino atendiendo a una gentil invitación a un concierto.


La bella y antigua basílica, en el centro de Calgary, estaba a reventar.


Cuando llegué, ya el coro ocupaba su lugar en el altar principal y la orquesta afinaba sus instrumentos; ese momento álgido y disonante que anuncia futuras armonías.


Yo logré escabullirme hasta que encontré un lugar vacío en un banco.


El director, con impetuoso gesto de su mano, dio inicio al concierto.


Mis oídos estaban embelesados con la Cantata de J.S. Bach, cuando mis ojos sucumbieron también ante la belleza del vitral, en lo alto del altar mayor.


Miré en detalle, esa filigrana de cristal, sostenido apenas por varillas delgadísimas de metal, que contaban la historia de un Cristo resucitado y glorioso.


La música se adueñó del recinto, armonías corales que brillaban con luz corpórea.


De pronto, me dejé llevar por un breve pero placentero trance.

El brillo de los cristales del gran ventanal y las notas multicromáticas ejecutadas impecablemente por el coro, se fundieron en una especie de mosaico tridimensional de luz y sonido.


Volví en mí, cuando los aplausos estallaron en un gran estruendo.


Allí quedé yo también aplaudiendo, conmovida.


Ahora entiendo las palabras de ese otro músico, Maurice Ravel, el del famoso Bolero, cuando dijo que:


“La música es sueño cristalizado en sonido.”


Gracias al Calgary Bach Choir por este regalo musical.

jueves, 4 de abril de 2024

El Canto del Pájaro

 



Es uno de esos libros de mi adolescencia, de Anthony de Mello, el cual dejó en mi vida, una bonita reflexión que comparto al final.

Mientras tanto les ofrezco una meditación auditiva.


Me fui de paseo por el río, en estos días que anuncian la primavera, esa que llega con sus “mil armonías”, como dice una canción.


Me dije a mi misma que me concentraría en todos los sonidos que pudiese identificar.


 Así comienza esta historia.


Como música de fondo, el rumor del rio, ese milagro de presencias que no tiene ayer, ni hoy, ni mañana.


La brisa, como una flauta de bambú, acompañando el camino.


Y de repente un trinar poderoso, dos notas cristalinas, un Si y un Sol, creo, diáfanos y repetitivos. En una rama, el diminuto Chickadee, el pájaro de nuestra provincia de Alberta. Para ser tan pequeño, tiene lo que llamamos gañote.


Mas allá, el repiqueteo de un taladro; después un gorjeo. Es el pájaro carpintero, o Toc Toc, como le llamo por cariño.


Adentrándome en mi paseo, escucho unos silbidos.


Un dialogo amoroso.


Miro hacia arriba, son las águilas volando en circulo, quizás buscando alimento para sus pequeños aguiluchos que nacieron hace poco.


Continúo, abismada y confortada por este maravilloso concierto, interrumpido solo para saludar a algunos amigos perrunos y sigo mi camino.


Regresando ya a casa, escucho un chirrido. Lo reconozco, es el Blue Jay canadiense, el pájaro azul, aquel de la leyenda, ese que trae augurios de felicidad.


Llego a casa y me siento a reflexionar junto a mi vaso de agua.


Es allí cuando me llega la frase que prometí para el final, del libro de Anthony de Mello.


  -    ¿Por qué canta el pájaro? 

Y respondió el maestro.

-   El pájaro no canta porque tenga una afirmación que hacer. Canta porque tiene un canto que expresar.”

Creo que, nosotros los humanos, sedientos del luminoso espacio, tenemos alma de pájaro.

miércoles, 27 de marzo de 2024

ESTATUA ECUESTRE




Se aprecian en las grandes capitales del mundo, como homenaje a actos heroicos en batalla, o por su importancia histórica.

Ejemplos maravillosos hay muchos, como la del Duque de Wellington, que venció a Napoleón en Waterloo, en Londres, la de Felipe III en la Plaza Mayor de Madrid, la de Don Quijote y Sancho Panza en la Plaza España.


Como dato curioso, una vez me explicaron que las estatuas ecuestres tienen un significado.


Si el caballo tiene ambas patas levantadas significa que el héroe murió en batalla. Si solo una de las patas delanteras está en alto, el fallecimiento se atribuye a heridas de guerra; y si las cuatro patas están en el suelo, se interpreta como muerte natural.


Interesante, pero claro, no todas las estatuas se crearon siguiendo ese criterio.


Más allá de estos mitos, estas líneas están inspiradas en otras personas, quizás menos importantes, pero que merecerían, por sus actos de nobleza, de bondad, de generosidad con el prójimo, una estatua, no solo ecuestre, sino de oro.


En mi vida soy testigo de algunas.


Madres abnegadas y entregadas a sus pequeños hijos.


Abuelas incondicionales (quisiera contarme entre ellas, pero no por la estatua)


Familiares y amigos “todo terreno”, en las buenas y en las malas.


El mundo entero debería estar lleno de estatuas para esos héroes anónimos. Los que están allí, ayudando a los demás y encima lidiando la batalla de sus día a día.


Tengo un buen amigo que me acompaña en mis horas difíciles, me cambia los bombillos de la casa, me poda las matas del jardín, me lleva de paseo.


Una vez le dije que le iba a hacer una estatua ecuestre.

Su respuesta no concordó con ninguno de los códigos escultóricos mencionados anteriormente, me dijo:

-      Bueno, pero por favor que sea con el caballo echado.

Se me olvidaba lo más importante, me hace reír.

viernes, 22 de marzo de 2024

PORTMANTEAU

 


Últimamente me persiguen, a raíz de una investigación que tuve que hacer para un “tigre” (dícese en Venezuela de un trabajo a destajo) que estoy matando.

La palabra “portmanteau” en francés significa maleta o baúl, de dos compartimientos, y proviene del término “porter” (cargar) y “manteau” (abrigo o capa).


En el transcurso de mi investigación, aprendí que el término “portmanteau” lo acuñó el escritor Lewis Carroll, aparentemente el pionero de estas palabras que “empacan” dos conceptos en un solo mundo.


Creo que en español se les conoce popularmente como acrónimos, pero eso de “palabras en una maleta” me pareció fascinante.


Resulta gratificante tropezar con estas expresiones, decodificar su significado y encontrarles otra dimensión.


Un descubrimiento lingüístico muy refrescante como el que me produjo un vocablo que utilizaba mi hijo, a los cuatro años (hoy casi treinta y ocho): Mami estoy “abotado”.


Yo me reía y lo corregía. Ahora, entiendo su clarividencia: “abotado” (aburrido y agotado).


Ejemplos en nuestro idioma hay muchos como, boquiabierto, pelirrojo, salvoconducto.  Otros provienen del inglés, pero los utilizamos a menudo en eso que llaman “Spanglish”.


Brunch (breakfast y lunch), Smog (smoke y fog), Motel (motor y hotel)

Y otros más contemporáneos como: Podcast (Ipod y broadcast) e incluso Netflix (Internet y Flicks (flix)*película).


En las propuestas para mi cliente, publicidad para una licorería, voy a incluir algunas que ahora se me ocurren como: Drin (drink gin) la cual podría extrapolarse a Drine, Drisky, etc.


Y esto me recuerda una que utilizamos comúnmente hoy en día, workaholic (adicto al trabajo)


Este último portmanteau detona siempre un chiste en mi cerebro.


Le daban el pésame a una señora y le decían:

-      Lo siento tanto, bueno, él era un workaholic.

-      Si, pero también bebía en la casa.

viernes, 15 de marzo de 2024

EL MINOTAURO

 


 

El minotauro se comió mis anteojos.


No aquel del laberinto de Knosos en Creta, sino Mango, el cachorro Golden Retriever de mi hija.


Estuve varios días viendo borroso, esperando la cita con mi oftalmólogo.


Al principio me sentí bastante incómoda, con dificultad para leer y otras actividades cotidianas.


Mis ojos se esforzaban, sin éxito, en buscar las líneas nítidas, esas que envuelven el mundo, que separan los objetos, que delimitan la individualidad de las cosas, letras y personas.


Pero, a medida que pasaban los días, poco a poco, me fui acostumbrando a ese otro mundo de contornos turbios, difusos, que le daban una atmósfera por demás interesante a todo lo que me rodeaba.


Un aire impresionista.


Durante esos días, fue como si los objetos a mi alrededor quisieran salirse de sus entornos, derramarse, expandirse, expresar su intimidad más allá de sus espacios restringidos.


Un lenguaje visual para mí desconocido.


Un territorio invisible pero fértil, esparciéndose entre las formas, que creaba a mi alrededor una atmósfera etérea, y hasta más espiritual.


Esto de andar por la vida como Mister Magoo (para el que lo recuerde) como que lo pone a uno en ánimo de poeta o de loco.


Ya me cambiaron los anteojos por unos incluso mejores, pues me revisaron la fórmula.


Al final debo darle las gracias al minotauro, perdón, a Mango, por obligarme a renovar mi examen de la vista.


Con mis modernos y potentes lentes, veo un mundo de alta definición en sus contornos, pero también percibo más soledad entre los espacios que rodean a las personas y las cosas.


Después de esta experiencia visual, o existencial si quieren, a veces dudo si ahora veo mejor, o estoy más ciega.

 

sábado, 24 de febrero de 2024

CERTEZAS

 



“El conocimiento 

es navegar en un océano de incertidumbres

 a través de archipiélagos de certezas.”


(Edgar Morin, filósofo francés)

 

Hoy me tocó tomar una decisión importante en tiempo récord.


La gente atrás de mí comenzaba a perder la paciencia.


Pero yo, ávida de llegar a esa playa de certezas y no naufragar en mis propias incertidumbres, no podía darme el lujo de equivocarme.


Me propuse analizar, en microsegundos, los pros y contras de cada propuesta.


Exploré en detalle sus potenciales repercusiones.


Las volteé para arriba y para abajo, para sopesarlas desde cada ángulo posible.


Hice un gráfico en mi mente, comparé mis propias estadísticas.


La gente a mi alrededor daba muestras de inquietud.


Creo que es contraproducente que exhiban justo antes de la caja registradora del supermercado un estante con todas las variedades posibles:


Oscuro con avellanas enteras, oscuro con mazapán, de leche con almendras, de leche con coco, de leche con nueces y ron jamaiquino, blanco con pedacitos de galleta, en fin…


Sí, chocolates. No es justo.


Al final olvidé todo lo anterior y decidí irme por el que sugería mi corazón.


Elegí el que me guiñó el ojo, chocolate blanco, dulcísimo, con sabor a mango y parchita (la marca es Ritter Sport, por si lo dudan)


Pagué la compra y hasta la cajera dio un suspiro de alivio.


Llegué a mi casa y me senté a disfrutar de mi manjar.


Con razón decía mi amado esposo, que las decisiones tomadas con la mente y la razón pueden conducir a buenos o malos resultados, pero las decisiones que se toman con el corazón, como la que unió nuestras vidas, producen resultados gloriosos.


Allí quedé yo, saboreando mi celestial chocolate, en las playas doradas del archipiélago de mi mayor certeza: el amor.

martes, 13 de febrero de 2024

NÓMADA

 


 

Persona que carece de un lugar estable, anda en camello y se dedica al pastoreo.


Creo que el significado de esta palabra ha cambiado.

Hace poco escuché el término “nómada digital”.


Dícese de quienes trabajan de forma remota, lo cual les permite desempeñar sus ocupaciones desde cualquier lugar del mundo.


Es decir, laboran en lo que les apasiona, tienen una buena remuneración y se lanzan a descubrir el mundo. No suena nada mal realmente.


Me pareció bastante interesante esa nueva dinámica que muchos han adoptado como un estilo de vida y me puse a reflexionar en mi extensa vida laboral, la que me trajo a este bello país Canadá, y en mi actual estado de vagancia, o más bien “ocio cultivado”, como diría Oscar Wilde.


Entonces, observando mi cotidianidad en esta tierra de horizontes infinitos y cielos vivos, concluí que yo también soy nómada.


Amanezco cada día en un lugar diferente, gracias a la luz.

Ya no soy ‘calienta sillas”, mi oficina actual es móvil, una roca, un tronco, un banquito, mi cama, mi butaca.


Tengo conversaciones muy productivas conmigo y con mi entorno. Intercambios apasionados, poéticos, caóticos incluso. Muchos de ellos ocurren en silencio.


Mi trabajo remoto es muy interesante pues tengo que mantenerme muy atenta. A veces encuentro tesoros, como una pluma de faisán, una nube en forma de colibrí, una hormiga en febrero.


Mis jefes, las montañas, el río, el viento, me invitan cada día a encontrar la paz interior.


Y sobre el salario, debo decir que mi corazón está muy bien remunerado. 


Tanto, que, en las arcas de mi vida errante, hay lugar para la melancolía, la pérdida, la ilusión, la alegría. Al final todas son formas de belleza.


Pues bien, la vida me llevó finalmente al trabajo perfecto.

Concluyo que todos somos un poco nómadas, no digitales.


Nómadas de un camino que cambia en cada curva.


Nómadas de nuestra frágil e impredecible existencia.